“Si nunca te has atrevido a destruir una enseñanza por completo y comenzar de cero, no tienes derecho a llamarte libre. Si lo haz hecho una vez… Tampoco”
literatura
Porque finalmente también somos lo que no nos perdonamos.
La carga entre los hombros se ha inventado un rito encarnizado.
Profundas pisadas, lentos los pasos.
Y Dios, que no aparece por ningún lado.
Verde y viva la memoria del destinatario que quedo esperando.
Ese corazón que pesa que tulle y que llevo ya putrefacto.
Lentos los pasos del caminante.
El juez, que es el andante mismo, y el verdugo también, con el corazón impío, Profundas pisadas, lentos los pasos.
La carga con sus ritos y ese Dios que no aparece por ningún lado.
Y al final, en el camino, seremos, por las palabras no silenciadas, y los corazones que no entregamos, finalmente… lo que no nos perdonamos.
AG